El presidente panameño, José Raúl Mulino, ha propuesto discusiones con autoridades colombianas y reuniones con comunidades locales afectadas, reconociendo el impacto en poblaciones indígenas y locales. Sin embargo, la instalación de barreras físicas ha suscitado críticas de grupos como el Consejo Mayor de Comunidades Negras y la Defensoría del Pueblo, que advierten sobre posibles violaciones de derechos humanos y riesgos para la integridad física de los migrantes.
Ante esta situación, la Defensoría del Pueblo ha expresado su preocupación por el aumento del represamiento de personas en municipios cercanos y la afectación a los derechos fundamentales de las comunidades étnicas y migrantes en tránsito.
El debate continúa mientras ambos países buscan llegar a un consenso sobre los pasos fronterizos abiertos, con el desafío de gestionar de manera humanitaria y efectiva el flujo migratorio en esta región crucial.